En 1999 el Club Melilla Baloncesto levantaba el primer titulo de su historia contra todo pronóstico. Un torneo donde José María Panadero fue proclamado MVP tras anotar 33 puntos en la final contra Menorca Básquet. Con él repasamos como fue la consecución de ese primer titulo para el club.
El alero extremeño recuerda que fue casi más complicado conseguir disputar el torneo que incluso levantar la misma Copa, ya que fueron una series de carambolas en la última jornada de la primera vuelta, las que permitieron participar al Melilla Baloncesto en la Copa: “Mas que un titulo inesperado fue más aun el poder clasificarnos para disputarla, ya que teníamos que ganar en Huelva y además que se dieran otros resultados. Tan inesperado fue que íbamos a cada partido de la Copa con la maletas en los coches porque nos habíamos metido como octavos y encima teníamos un lado del cuadro muy complicado”.
Esa falta de presión fue sin duda para Panadero la clave para que el equipo lograse hacer un torneo casi perfecto y derrotando a equipos muy superiores a los melillenses sobre el papel: “Fuimos sin complejos y sin ningún tipo de presión a cada partido. No teníamos que demostrar nada a nadie y conforme avanzó la competición fuimos encontrando nuestro juego. En cuartos ante Ourense íbamos perdiendo con claridad al descanso y Pepe Rodríguez nos dijo que teníamos que disfrutar de ese partido porque era un premio para nosotros. Éramos un grupo de chicos jóvenes con mucho talento y cuando soltamos el lastre y empezamos a disfrutar jugando nos convertimos en un equipo temible”.
En la final, Panadero explica que todo empezó cuesta arriba pero que de nuevo la unión del grupo y la confianza en ellos mismo apareció para darle la vuelta al partido y levantar el primer titulo en la historia del Club Melilla Baloncesto: “El partido empezó muy mal para nosotros pero recuerdo que un tiempo muerto Pepe Rodríguez nos volvió a repetir el mismo mensaje que teníamos que disfrutar de este momento y que nosotros como bloque éramos mejores que ellos, como ya había ocurrido en el partido de cuartos. Desde ese momento todos nos quitamos las tenazas que teníamos sobre los hombres y empezamos a disfrutar de ese partido. Cualquier jugador que salía del banquillo aportaba como por ejemplo Pablo Giménez, Cedric Moore o incluso Ron Rutland que no había tenido una buena primera parte”.
El papel de José María Panadero fue muy destacado durante toda la competición, especialmente en la final donde logró 33 puntos y conquistó el MVP. Un reconocimiento que el cacereño recuerda con mucho cariño ya que supuso un punto de inflexión en su carrera: “No me esperaba ni mucho jugar al nivel que lo hice en la Copa. Personalmente hasta ese momento mi presencia en el equipo era hasta cierta manera testimonial pero uno siempre confía en si mismo y el trabajo que realiza día a día. Llegó el momento, en el descanso del partido de cuartos ante Ourense, donde el técnico decidió apostar por mi como revulsivo y lo conseguí. Poco a poco gané en confianza y terminó con el remate de la final que fue una gran alegría. La Copa supuso un salto de calidad en mi juego y de mi peso dentro del equipo”.
Ya de cara al futuro y sobre la final que el equipo disputará este próximo 29 de enero ante Quesos Cerrato, Panadero cree que a un partido todo puede pasar pero espera que Melilla Baloncesto pueda llevarse un nuevo titulo: “Todo lo que rodea Melilla Baloncesto y todo lo que pueda conseguir lo sigo con especial cariño. Fue un equipo donde estuvo muy a gusto y tuvo una gran importancia en mi carrera. A un partido cualquiera de los dos puede ganar. Son dos grandísimas plantillas confeccionadas para estar arriba a final de temporada y a un partido es donde las individualidades pueden decidir. Quien sea capaz de quitarse la presión y de este modo disfrutar de la final, será quien sea capaz de sacar todo su talento y tendrá más opciones de llevarse el titulo”.